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Y la bestia abrió su boca en Amman

Virgen de Guadalupe

Corazón de Jesús

El Gran Milagro

Infiltración en la Iglesia

El Reino de la Paz

virtudes

Francisco ha abierto la boca en Amman para proferir blasfemias contra Dios:

1. «Las diversas intervenciones del Espíritu Santo forman parte de una acción armónica, de un único proyecto divino de amor. La misión del Espíritu Santo consiste en generar armonía –Él mismo es armonía– y obrar la paz en situaciones diversas y entre individuos diferentes. La diversidad de personas y de ideas no debe provocar rechazo o crear obstáculos, porque la variedad es siempre una riqueza. Por tanto, hoy invocamos con corazón ardiente al Espíritu Santo pidiéndole que prepare el camino de la paz y de la unidad».

a. La Obra de la Redención es el proyecto del Padre sobre la humanidad. Y esa obra se compone de Amor y de Justicia. Y, en la Justicia, un camino de Misericordia para los que creen en Jesús y en Su Iglesia. Esa Obra es la del Padre, la del Hijo y la del Espíritu Santo; es decir, no es la del hombre. El hombre no sabe el camino para realizar las obras divinas. Y, por tanto, el hombre no sabe discernir las intervenciones de Dios en la vida de los hombres. Dios actúa en todos los hombres, pero no para todos los hombres. Unos se salvan, otros se condenan. La unidad de la obra de Dios no es la unidad de todo el género humano. Jesús viene a redimir al género humano, pero no viene a salvar a todos los hombres. Cada hombre tiene que salvarse dando su voluntad libre a Dios en Su Hijo Jesucristo.

b. La misión del Espíritu Santo es la de defender la causa de Jesús. Y Jesús ha juzgado al mundo y lo ha desenmascarado de su mentira y de su pecado. Por eso, el Paráclito es el que convence al mundo en lo que se refiere al pecado, a la justicia y al juicio (cf. Jn 16, 5-15). En otras palabras, el Paráclito saca todo a luz para que se comprenda la malicia del mundo.

El Espíritu Santo no viene a poner paz entre los hombres, sino espada, que es lo mismo que hizo Jesús: «No penséis que he venido a poner paz en la tierra; no vine a poner paz, sino espada» (Mt 10, 34). Por tanto, la afirmación de que el Espíritu Santo viene a «obrar la paz en situaciones diversas y entre individuos diferentes», no sólo es una opinión de un hereje, como Francisco, sino que va en contra de la Palabra de Dios, que muy claro dice: «Porque he venido a separar al hombre de su padre, y la hija de su madre, y a la nuera de su suegra, y los enemigos del hombre serán los de su casa» (Mt 10, 35).

Aquí, Francisco habla el lenguaje que gusta a los hombres: como somos personas con juicios diferentes, con vida distintas, con religiones encontradas, vamos a buscar una solución a todo este problema, poniendo como testigo la Palabra de Dios. Y, yo como un santo Obispo de Roma, digo que el Espíritu Santo nos da a todos la paz, porque somos tan buenas personas, Dios nos ama tanto, que nos da un camino para la unidad.

«Porque la variedad es siempre una riqueza»: el judío, el israelita, el budista, el cristiano, el pagano, el homosexual, el ateo, el terrorista, los mafiosos,…, son siempre una riqueza para la humanidad, son siempre un bien para todas las culturas del hombre. Y sólo hay que ver el camino para unir tanta riqueza.

Cada hombre, en su pensamiento, tiene una verdad que hay que cultivar, que hay que proteger, a la cual hay que unirse.

En este párrafo de este hombre sin vida espiritual, sin sentido común, sin dos dedos de frente, se resume toda su homilía. Lo demás que ha dicho palabrería para entretener a la masa, que lo oye con la boca abierta, sin saber discernir ningún espíritu en ese hombre.

Un hombre que no se enfrenta al pecado que hay en Jerusalén no es un Papa, no habla como Papa, no es ni siquiera un Obispo. Un hombre que habla para contentar a los hombres, para darles un consuelo en su vida humana, es el Vicario del Anticristo.

2. «En segundo lugar, el Espíritu Santo unge. Ha ungido interiormente a Jesús, y unge a los discípulos, para que tengan los mismos sentimientos de Jesús y puedan así asumir en su vida las actitudes que favorecen la paz y la comunión. Con la unción del Espíritu, la santidad de Jesucristo se imprime en nuestra humanidad y nos hace capaces de amar a los hermanos con el mismo amor con que Dios nos ama».

a. El Espíritu Santo no unge: es el aceite el que está ungido o las manos del sacerdote que son ungidas, o se imponen las manos para dar un carisma a una persona (profeta, etc.). El alma bautizada tiene la unción del Santo; y así el que ha recibido el Orden, posee la unción del Espíritu (cf. 1 Jn 2, 20). Se unge con la Gracia de Dios. Se unge a una persona que está en Gracia de Dios. Si se unge a una persona que no está en Gracia, esa persona no recibe la unción del santo, porque pone un óbice, que es su pecado, y hasta que no lo quite, no puede recibir esa unción.

b. El Espíritu Santo no ha ungido interiormente a Jesús, sino que el Verbo, al encarnarse, ha hecho de esa humanidad el Templo de la Santísima Trinidad. Jesús no es ungido como son las almas cuando se bautizan o se casan o reciben cualquier sacramento. Jesús, por ser Dios, no necesita la unción del Santo. Su misma alma, su misma carne, su misma humanidad es ungida en la Encarnación. Las obras del Espíritu en la vida de Jesús no son unciones. Jesús, al ser bautizado en el Jordán, no es ungido con el Bautismo de la Penitencia de San Juan Bautista, porque no tiene necesidad de esa unción. Ese Bautismo es para manifestar al Mesías prometido, es para abrir el camino de salvación a los hombres; no es para el alma de Jesús, no es una obra para la vida interior de Jesús. Francisco trata a Jesús como un hombre, pero no como Dios. Equipara a Jesús con sus discípulos. Y, por eso, da oscuridad en su enseñanza en la Iglesia.

c. Para tener los mismos sentimientos de Jesús no se necesita la unción del Santo, sino la humildad, la disponibilidad, la sencillez, la obediencia, del alma al Espíritu de Cristo. Un soberbio, que se cree algo en la Iglesia, nunca da a Cristo ni en sus palabras ni en sus obras. Imitar a Cristo es desprenderse de todo lo humano: sólo así los discípulos tienen los mismos sentimientos de Cristo. Porque Jesús, en su vida humana, sólo se dedicó a seguir la Voluntad de Dios, que le mandaba a la Cruz, obra que aborrecía su humanidad. Ningún hombre quiere el dolor para su vida. Y menos la humanidad de Cristo, que es Santa por su Concepción. Y, sin embargo, Jesús acepta el dolor que le envía Su Padre, porque no sigue ningún pensamiento humano ni ninguna meta humana en su vida humana. Francisco sigue hablando para contentar a los hombres necios, como él, que no saben decir una verdad sobre Jesús.

d. «Con la unción del Espíritu, la santidad de Jesucristo se imprime en nuestra humanidad»: mayor estupidez no se puede decir. Un hombre necio y estúpido. Las dos cosas. Necio, porque no sabe diferenciar la santidad de Jesús de la santidad de los demás. Jesús no es Santo como los hombres son santos. Jesús es el Santo de los Santos, porque es Dios. Y los hombres son santos porque participan de la gracia santificante. Quien no vive en gracia, no es un santo sino un demonio. La Gracia es la que comunica la santidad al hombre. Y la comunica infundiendo en su alma las virtudes. Y el hombre, al sol de los dones del Espíritu, tiene que hacer méritos para alcanzar la santidad que Dios le pide. Así que, el Espíritu Santo no imprime nada, ni hace falta que imprima nada. ¡Qué necio es este hombre! ¿Pero no se dan cuenta que así no habla un Papa? ¡Qué necios son los que lo siguen porque se sienta en la Silla de Pedro! Y ya no tienen otra razón para excusar a ese hombre que decir que se sienta en Silla para obedecerle. ¡Hay gente en la Iglesia con una venda en los ojos incapaz de ver la estupidez de Francisco!

Si Dios imprime en nuestra humanidad la santidad de Jesucristo, entonces todos somos santos, todos al cielo, no existe el pecado, ni el mal en el mundo. Nuestro cuerpo es glorioso. Todo es un Paraíso: esta es la estupidez de ese hombre. Ese hombre cae en esta estupidez por su necedad: no distingue santidades, no discierne la verdad.

3. «La paz no se puede comprar: es un don que hemos de buscar con paciencia y construir «artesanalmente» mediante pequeños y grandes gestos en nuestra vida cotidiana. El camino de la paz se consolida si reconocemos que todos tenemos la misma sangre y formamos parte del género humano; si no olvidamos que tenemos un único Padre del cielo y que somos todos sus hijos, hechos a su imagen y semejanza».

a. «La paz os dejo, Mi Paz os doy; no como la da el mundo os la doy Yo» (Jn 14, 27): luego, no es un don que el hombre tenga que buscar y construir artesanalmente. El Evangelio es tan claro para el alma humilde que con sólo leer lo que dice este hombre se da cuenta de la gran soberbia que anima el espíritu de Francisco.

La paz es el fruto de la gracia en el alma: El apóstol Pablo enumera la múltiple fecundidad del Espíritu en la vida cristiana: «El fruto del Espíritu Santo es caridad: alegría, paz, paciencia, bondad, benignidad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí» (Gál 5,22-23). El Espíritu obra en el corazón del alma humilde y da la paz al corazón que permanece en gracia. El hombre sólo tiene que construir una vida en gracia: ser fiel a la Gracia, permanecer en la gracia, perseverar en la gracia. Y, de esa manera, el mundo va cambiando, porque la santidad del alma, que cree en la Palabra de Dios, se irradia sin hacer ningún esfuerzo humano, sin las obras humanas. Es Dios quien enseña a realizar las obras exteriores que Él quiere entre los hombres. Y, por eso, la paz es la enseñanza del Espíritu al alma para que obre una justicia, un orden, una rectitud, en la humanidad. La paz de Dios es poner una justicia: primero en el interior del alma: la gracia; segundo, al exterior: dar a cada uno lo que se merece. Y, sólo de esta manera, se consigue la paz ente los hombres. Si no se predica que los hombres quiten su pecado para encontrar la paz, entonces la predicación es sólo propaganda para el que predica: salir en la foto como hombre de paz. Si la paz no se puede comprar, entonces no la compres con tu artesanalidad. No quieras inventarte un mundo de pequeños y grandes gestos para vender tus palabras de paz. Hablas de que no hay que comprar y, sin embargo, te vendes al mejor postor para ganarte la amistad de los hombres sin paz en sus corazones.

b. Entonces, decir que: «El camino de la paz se consolida si reconocemos que todos tenemos la misma sangre y formamos parte del género humano»: es su comunismo. Habla del bien común que los hombres tienen que buscar para consolidar esa paz falsa. El amor de sangre, de carne y sangre, es lo que hace hijos de Dios. Ya no es la fe en Jesucristo. Es porque nos amamos tanto como hombres, nos besamos, nos abrazamos, nos cogemos la mano, dormimos juntos, que sólo hay que mirar que tenemos un Padre, que ha engendrado las carnes y las sangres. Tenemos un Padre carnal. Ya no es el Padre que da la Gracia ni el Espíritu. Es un Padre que une a todos los hombres porque somos de la misma sangre. Somos tan buenos hermanos unos con otros, que Dios da la paz por eso.

Seguir a Francisco es, sencillamente, una estupidez. No hay manera de comulgar con su pensamiento humano. Es que no se puede. Es que dice vulgaridades, sin fundamento, sin una verdad, sin un fin. Habla por hablar, para llenar cuartillas, para entretener a las masas, para no decir nada.

Habla para dividir a la Iglesia con su mentira, con su engaño, con su necedad. Su primera homilía ya indica la intención con qué va a Jerusalén: para iniciar el cisma en la Iglesia. Para poner a Jerusalén como el centro de todas las religiones del mundo.


11 comentarios

  1. josephmaryam dice:

    «Ofrezco la posibilidad de acoger este encuentro de oración en mi casa, en el Vaticano«: es decir, en su nueva iglesia, es una institución humana, que no representa la Iglesia Católica. La casa de Francisco no es la casa de los Católicos, sino que es la casa del demonio, que se ha instalado en el Vaticano con todo el poder para hacer de Roma el paganismo de la nueva religión.
    Dice, además: «Construir la paz es difícil, pero vivir sin ella es un tormento. Los hombres y mujeres de esta tierra y del todo el mundo nos piden presentar a Dios sus anhelos de paz». Palabras sin sentido. Porque la paz se puede vivir si se posee la Gracia. Es cuestión de confesar los pecados en el Tribunal de la Penitencia. Para los que no tienen un Bautismo, hay que indicarlas la forma de dejar sus idolatrías para que reciban el Bautismo y los demás Sacramentos. Por eso, para Francisco, la paz es muy difícil cuando esconde el camino para encontrar la paz verdadera y señala los caminos del mundo, los caminos de los hombres, que son siempre un tormento para el hombre porque es participar del infierno en la tierra.
    Por eso, para Francisco vivir sin paz es un tormento. Es lo que él experimenta cada día, porque vive el infierno, vive con los demonios en su mente y en su corazón. Y habla de lo que vive. Como vive alejado de la paz que Dios da al corazón, porque vive escuchando el alboroto de las ideas del demonio en su mente, por eso enseña a los hombre su herejía:«Los hombres y mujeres de esta tierra y del todo el mundo nos piden presentar a Dios sus anhelos de paz».
    Dios rechaza todas esas oraciones de hombres y mujeres que no saben mirar sus corazones para encontrar sus pecados, que es lo que ofende a Dios.
    Porque los hombres y las mujeres ya no se dan cuenta de que ofenden a Dios, de que viven sus vidas en el pecado, sino que sólo miran sus problemas en sus vidas, entonces Dios no da la paz al mundo.
    Dios no da caprichos a los hombres. Y, mucho menos, Dios no hace caso de las palabras blasfemas de ese hombre. Dios rechaza las palabras de Francisco, porque son las palabras del mismo demonio.
    Y Francisco sólo persigue la falsa paz, la que abre todas las profecías: «Los dos reyes meditarán en su corazón hacerse mal, y sentados a la misma mesa, se hablarán falazmente, mas no le servirá de nada» (Dn 11, 27). Francisco busca este diálogo de mentiras para «cesar el sacrificio perpetuo y alzar la abominación desoladora» (cf. v. 31b). Cuando los hombres hablan de paz en la Iglesia, diciendo que Dios quiere la paz, es que traman la guerra contra Dios y contra la Iglesia.
    «Afirmar una identidad no significa imponerse al otro, sino respetar lo que piensa, yendo hasta el fondo de sus convicciones” : afirmar el pensamiento del hombre es negar la Verdad, que es Cristo. Quien no da la Mente de Cristo, quien no la afirma, quien no la obedece, quien no se somete a Ella, despreciando sus puntos de vista, sus ideas, sus opiniones, sus verdades, entonces da culto a la mente de los hombres; y busca en la tolerancia herética, en el vicio de la tolerancia, (no en la virtud, que nace de la virtud de la prudencia y del don de consejo) unir los muchos pensamientos de los hombres bajo el ideal absurdo y utópico de un amor, que se pone por encima de la ley de Dios, de su Voluntad, de su Autoridad.
    Por eso, hay que estar claro con Francisco. Midan a Francisco como un cismático. Lo demás, no interesa.
    No se dejen ganar por sus palabritas, que no convencen a nadie. Sólo entretienen. Sólo es para rellenar.
    Francisco obra en lo oculto. Al exterior pone cara de buenos amigos. Pero su vida verdadera está hecha para destruir todo lo sagrado, todo lo santo, todo lo divino, toda Verdad en la Iglesia.
    Francisco destruye a Cristo en la Iglesia, desde su casa, en el Vaticano de los hombres, de las estructuras humanas.

  2. Kamary KA dice:

    Padre, ¿dónde podré encontrar comentarios sobre los horrores y errores teológicos de Bergoglio en su Evangelii Gaudium? Me urgeeennnn para alertar a mi parroquia y amistades católicas.

    • josephmaryam dice:

      En este blog, en sitemap, tiene entradas sobre el Evangelium gaudium; tambien Sanguis et aqua tiene videos sobre esa doctrina (en videos de interes hay un link)

  3. Matias Esteban dice:

    Y siempre esa mirada falsa y esa compostura artificial cuando consagra, se nota que no siente lo que dice y hace:

    misa

    • josephmaryam dice:

      Es una mirada orgullosa, no humilde. No mira para abajo, sino para el frente, buscando la multitud. No mira el cáliz, sino que observa otra cosa. Es como queriendo ofrecer el cáliz al pueblo, cuando la Sangre de Cristo hay que ofrecerla al Padre.
      Es la mirada de un hombre que engaña en la Iglesia, que hace su teatro y en eso pone todo su esfuerzo.
      Lo demás, es la propaganda que todo el mundo le hace por sentarse en la Silla de Pedro.
      Ahora, todos desean esa Silla porque saben que nadie les va a decir nada de lo que digan.
      Todos quieren ese puesto para dar su opinión en la Iglesia y que ésa sea la verdad que la Iglesia tenga que seguir.
      Ahora, todos quieren usar el mismo lenguaje de Francisco: Dios es Misericordia y todo lo perdona y ya no existe la Justicia, porque ahora hay que ir con el mundo, ahora hay que besar el trasero de la gente del mundo, ahora hay que dar consuelos a la gente del mundo.
      Ahora, los sacerdotes van a empezar a decir que si no se obedece al que se siente en la Silla de Pedro, van quedar todos excolmugados, porque ser humilde es pensar la mentira, como lo hace Francisco y los suyos. y ser soberbio es no someterse a los mayores en la Iglesia. A esa Jerarquía que se ha creído que hace algo en la Iglesia porque piensa, porque da de comer a la gente, porque se esfuerza por resolver los problemas de la gente aunque tenga que ponerse por encima de la autoridad de Dios, de la ley divina.
      Es mejor estar con la gente que seguir a Dios en sus mandamientos. Es mejor hacer un club social que adorar a Cristo en la Iglesia. Es mejor predicar que todos somos buenos y que Dios es el culpable de todos los males. Es mejor decir que todos nos salvamos porque nos amamos mucho como hermanos de sangre.
      Se está a las puertas del cisma abierto. Y no queda tiempo. Es tiempo de escuchar las necedades de tanta Jerarquía que se ha creído dios en la Iglesia por sus palabras y por sus obras.

  4. José Manuel Guerrero dice:

    «El camino de la paz se consolida si reconocemos que todos tenemos la misma sangre y formamos parte del género humano»

    Hagamos la prueba: » todos tenemos la misma sangre y formamos parte del género humano».

    Ea! …, se acabó las guerras en el mundo porque reconocemos, como quiere Francisco, que formamos parte del genero humano y no del género coliflor.

    La madre que me parió!!!,
    pero se puede ser más idiota que este hombre y no morir en el intento???.

    Pd. Marita son paranollas mias.

  5. Marita dice:

    A Jose Manuel. Es muy comun en medio oriente el uso del nacar en piezas religiosas y de artesanías.

  6. josephmaryam dice:

    La encíclica verde es la blasfemia de Francisco contra Dios. Hay que rezar para que no salga a la luz, porque irá en contra de cualquier dogma. El ecologismo es la anulación de toda Verdad. Y, por eso, ese hombre, en su mente, pone el camino para el Anticristo.
    Recen para que Francisco salga de la Iglesia antes de concebir esa encíclica. Porque si sigue gobernando la Iglesia, en poco tiempo, la destrucción está en toda la Iglesia.

  7. jose m dice:

    Ad José Manuel y todos en general:

    «medidas duras» recomienda el que se hace llamar papa. Esta es la «tolerancia» y el «misericordear» de estos progres. Mano blanda para profanar a Cristo, pero inmisericordes para con quienes intentan mantenerse firmes en la fe. Les tiemblo a estos herejes…

  8. josephmaryam dice:

    Que los hombres quiten sus pecados, se pongan en Gracia y, entonces, reinará la paz.
    Francisco es el que habla su lenguaje humano, decadente, infestado de maldad; pero es incapaz de dar el Pensamiento de Dios cuando su boca se abre. Su propaganda comunista y protestante es lo que deja en todos los lugares que pisa.

  9. josephmaryam dice:

    El Cuerpo de Cristo es Cristo. El Cuerpo de Cristo no son los miembros de la Iglesia, no son las almas, no son los hombres, no son sus obras, no son sus pensamientos, no son sus sentimientos, no son sus filosofías, no son sus leyes.
    La Iglesia es Cristo. Cristo es Su Cabeza y Su Cuerpo.
    Y todo aquel que imite a Cristo, entonces pertenece al Cuerpo de Cristo, es el Cuerpo de Cristo, es Iglesia, hace la Iglesia de Cristo.
    La Iglesia de Cristo no se hace porque los hombres obren o piensen muchas cosas o se dediquen a lo que se dedica Francisco: a llenar estómagos.
    Todo aquel que es de Cristo hace las misma obras de Cristo.
    Y, por tanto, todo aquel que es de Cristo adora a Cristo: es decir, no permite la comunión en la mano, porque es una ofensa a Cristo, es oponerse a las obras de Cristo en Su Iglesia, que es adorar al Padre en el Hijo. Si no se adora al Hijo, tampoco al Padre. Si al Hijo se le trata según la mente de cada hombre en la Iglesia, entonces se hace una iglesia social, económica, política, en la que los hombres tienen derecho a pecar en la Iglesia; tienen derecho a hacer un sacrilegio en la comunión en la mano. Y se está en la Iglesia para defender ese derecho a pecar, a comulgar en la mano. Y ya no se está en la Iglesia para defender a Cristo, para defender Su Obra, que es la Iglesia.
    Sólo la Jerarquía verdadera es la de Cristo.
    Aquellos que quieren meter la división entre conservadores y modernistas son del demonio, son la Iglesia infiltrada. Y son muchos, que hacen su política, su proselitismo, su negocio en la Iglesia. Ponen la lucha de clases y entre las clases. Dividen y dividen hasta destruirlo todo con sus idioteces linguísitcas.
    Cristo es el mismo ayer, hoy y siempre. Que no venga un periodista del demonio para seguir contaminado la Iglesia con las fábulas que gustan a todo el mundo, menos a Cristo.
    La Iglesia es Cristo. Por eso, Francisco no es de la Iglesia porque no es de Cristo.
    No se está en la Iglesia para dar gusto a la mayoría de los hombres, sino para agradar a Dios.
    Y la comunión en la mano es el fruto de la desobediencia de la Jerarquía infiltrada en Ella. Y, por tanto, se está en la Iglesia para desbaratar las obras de esa Jerarquía, para dar, por tanto, la comunión en la boca y de rodillas, así le pese a Francisco.
    La opinión de Francisco es nula en la Iglesia Católica, que es la verdadera Iglesia. Francisco lidera su bazofia nueva de iglesia y, por eso, ataca la Verdad desde esa bazofia. Su nueva iglesia no es infalible porque no tiene la Verdad del Espíritu, sino que está llena de las fábulas que se han inventado toda esa Jeraquía infiltrada que apoya al idiota de Francisco.

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