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La escalada al poder: todos bajo el cisma

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Del libro de Austin Ivereigh, titulado “El Gran Reformador: Francisco y la creación de un Papa radical”, muchos han concluido que unos Prelados Católicos han formado un “equipo”, o usando la terminología de la Universi Dominici, «un pacto, un acuerdo, una promesa u otro compromiso», en el cual se «obligan a dar o negar su voto a una persona».

Si el “team Bergoglio” existió, podría argumentarse que ellos simplemente son personas con ideas afines, que cambian puntos de vista, sin un «pacto, acuerdo, promesa».

Pero hay un testimonio –el del Cardenal McCarrick- que evidencia que había una campaña, un cabildeo, que estaba organizado, y que él estuvo de acuerdo en unirse a él.

El Cardenal McCarrick no era un Cardenal elector en el último Cónclave, sino que era un Cardenal que asistía a las Congregaciones generales, como está permitido por las leyes establecidas.

Un hombre influyente, no religioso, le presionó y le seleccionó para que hiciera propaganda de Bergoglio. Es claro su pensamiento, tal como él lo cuenta:

«…sólo antes de entrar en las conversaciones generales … un muy interesante e influyente caballero italiano me preguntó si podía verme, así que le dije que sí. Él vino a verme al seminario, en el Colegio Americano donde me alojaba. Nos sentamos; se trata de un hombre muy brillante, hombre muy influyente en Roma….;… hablamos de varias cosas; él tenía un pedido que preguntarme del pasado… en los Estados Unidos…; pero, luego dijo: «¿qué pasa con Bergoglio?». Y me sorprendió la pregunta; le dije: «¿qué pasa con él?». Él dijo: «¿Tiene él una oportunidad?». Yo dije: «Yo no lo creo porque… nadie ha mencionado su nombre, él no ha estado en la mente de nadie… no creo que nadie vote por él». Él dijo: «Él podría hacerlo, ya sabes». Le dije: «¿Qué podría hacer?». Él dijo: «Él podría reformar la Iglesia. Si usted le diera 5 años, él podría ponernos de nuevo en el objetivo. Él tiene 76 años, si él tuviera 5 años, el Señor, obrando a través de Bergoglio, en 5 años podría hacer que la Iglesia surgiera de nuevo». Yo dije: «Eso es interesante». Él dijo: «Yo sé que eres su amigo». Le dije: «Así lo creo». Él dijo: «Habla con él». Dije: «Bueno, vamos a ver qué pasa… ésta es la obra de Dios«.…Mi amigo me dijo: ”Vota por Bergoglio”. Yo no lo sé».

Un «hombre italiano muy influyente», que conocía que el Cardenal McCarrick era amigo del cardenal Bergoglio. Este «hombre italiano muy influyente» se encontró con el Cardenal McCarrick con anterioridad a las Congregaciones Generales, en la cual se dan los discursos antes de que comience la votación del cónclave. Este «muy influyente hombre italiano» dijo al Cardenal McCarrick que “hablara” con el Cardenal Bergoglio. Más tarde, el Cardenal McCarrick describe este mismo hecho como un «push Bergoglio»: Puja por Bergoglio; haz campaña; vota por Bergoglio.

Así que, una persona externa, el «hombre italiano muy influyente», interfiere con la elección del Sumo Pontífice, sugiriendo al Cardenal McCarrick que «hablara» y que «votara» por el Cardenal Bergoglio. Todo esto es una violación de la Universi Dominici Gregis, en el artículo 81:

«Los Cardenales electores se abstendrán, además, de toda forma de pactos, acuerdos, promesas u otros compromisos de cualquier género, que los puedan obligar a dar o negar el voto a uno o a algunos. Si esto sucediera en realidad, incluso bajo juramento, decreto que tal compromiso sea nulo e inválido y que nadie esté obligado a observarlo; y desde ahora impongo la excomunión latae sententiae a los transgresores de esta prohibición. Sin embargo, no pretendo prohibir que durante la Sede vacante pueda haber intercambios de ideas sobre la elección».

Como el Cardenal MCcarrick no era elector, entonces sólo viola esta norma de manera indirecta. Una violación de un Cardenal elector es castigada con una excomunión latae sententiae. Pero aquellos que hacen un pacto, un acuerdo, un lobby, que tengan «la misma intención delictiva», que «concurran en la comisión de un delictivo», pero «que no son mencionados expresamente en la ley», como es el caso de un cardenal no elector,- como el cardenal Mccarry-, «quedan sometidos a las mismas penas, o a otras de la misma o menor gravedad» (Canon 1329 § 1 ).

El Cardenal McCarrick, muy sutilmente, admite haber aceptado las palabras de ese «hombre italiano muy influyente», y así lo predica ante los demás Cardenales:

«Entonces… tuvimos las Congregaciones Generales… hablé, durante 5 minutos y 15 segundos, como el hombre que… como el cardenal dijo… Yo dije 3 cosas. Dije, número 1… alejarse de los pobres, y en cierta medida temo que en algunas zonas del mundo, estábamos lejos de los pobres. Y eso es muy peligroso. Yo dije, espero que el nuevo, que el que sea elegido Papa, será alguien que, si él mismo no es un latinoamericano, al menos tendría que tener un interés muy fuerte en América Latina, porque la mitad de la Iglesia está allí. Así que realmente ustedes tienen que empezar a pensar dónde está la gente. Me olvidé de la tercera cosa que dije, probablemente no era nada bueno, de todos modos».

Claramente, el cardenal sigue la sugerencia del «hombre influyente»: «yo espero que el nuevo, el que va a ser elegido papa, será alguien que, si él mismo no es un latinoamericano, al menos tenga un interés muy fuerte en Latino América». ¿Por qué nombrar a un latinoamericano si un Papa tiene que ser para toda la Iglesia, no de un país concreto?

El pensamiento del cardenal estaba fuera de Bergoglio: «Yo no lo creo porque… nadie ha mencionado su nombre, él no ha estado en la mente de nadie… no creo que nadie vote por él». Él no tenía en la mente la candidatura de Bergoglio. No lo veía como Papa. ¿Por qué cambia de parecer? Por la influencia de ese hombre italiano, un hombre con autoridad civil, un político, un hombre de gran influencia, que había sido requerido por los Cardenales para hacer lobby antes de las congregaciones generales. Para captar adeptos, que hablaran a favor de Bergoglio. Y así los Cardenales electores votaran por Bergoglio.

La política metida en un Cónclave. No sólo es el equipo Bergoglio. No sólo son unos Cardenales que quieren un Papa determinado. Es todo lo que hay montado y que no se ve, no se percibe con claridad.

Además, ¿cómo consiguió Ivereigh los datos para su libro? Estando con los diferentes personajes, juntando las anécdotas de todo lo que aconteció aquellos días:

«Mientras entrevistaba a mi antiguo jefe, Cardenal Cormac Murphy-O´Connor, para el libro, me he basado en una serie de notas distintas, algunas de las cuales fueron off the record (sin grabación), así como algunas anécdotas de diferentes lugares, lo cual es una práctica habitual para las reconstrucciones periodísticas de las elecciones papales. Las citas que uso del Cardenal Murphy-O´Connor son una que él ha dado en diferentes entrevistas. Cometí dos errores en la redacción de mis notas. Uno de ellos fue dar la impresión de que el grupo de los cardenales, que solicitaban la elección de Bergoglio, consiguió el acuerdo antes del cónclave, lo cual ellos no hicieron; quise significar que ellos creyeron que esta vez él no lo había de rehusar. Inmediatamente después de esta frase escribí: ”Me preguntó si él quería. Él dijo que él creía que, en este tiempo de crisis para la Iglesia ningún Cardenal podría rehusar si se lo preguntaran”. De hecho, ese cambio no tuvo lugar antes del cónclave, sino durante».

Ivereigh dice explícitamente que había un esfuerzo para solicitar el voto. Y esto va en contra de la norma 81, de la Universi Dominici Gregi.

Además, dice que «él no lo había de rehusar», refiriéndose a Bergoglio, que fue ya promovido por ese equipo en el Cónclave del 2005. Y se preguntaba «si él quería». Y la respuesta era clara: el tiempo de crisis es algo fabricado por la masonería, por ese equipo, por ese lobby, para elevar al Pontificado a un falso Papa: poner su hombre. Para levantar su iglesia.

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«Al cardenal Murphy-O’Connor le gustaría disipar cualquier malentendido surgido del libro sobre Francisco de Austen Ivereigh (informe del 23 de Noviembre). Le gustaría dejar claro que no se hizo, en los días anteriores al cónclave, ningún acercamiento al entonces cardenal Bergoglio, por parte suya o, hasta donde él sabe, por ningún otro cardenal para buscar su asentimiento para convertirse en un candidato para el papado.

Lo que ocurrió durante el Cónclave, que no incluyó al cardenal Murphy O’Connor porque tenía más de 80 años, está ligado por el secreto» (Maggie Doherty – Secretaria de Prensa del Cardenal Cormac – Murphy-O’Connor).

La nota de la secretaría de prensa del Cardenal Murphy-O’Connor es una negación de los hechos y una clara violación del secreto.

Dice el Papa Juan Pablo II, en la Universi Dominici Gregis, n. 59:

«En particular, está prohibido a los Cardenales electores revelar a cualquier otra persona noticia que, directa o indirectamente se refieran a las votaciones, como también lo que se ha tratado o decidido sobre la elección del Pontífice en las reuniones de los Cardenales, tanto antes como durante el tiempo de la elección. Tal obligación del secreto concierne también a los Cardenales no electores participantes en las Congregaciones generales, según la norma del n.7 de la presente Constitución».

Después de la elección de un nuevo Papa, continúa el secreto, el cual pesa sobre los Cardenales electores y sobre los no electores:

El Cardenal Murphy-O´Connor era un Cardenal no electo. Por tanto, está obligado a guardar silencio sobre lo que sucedió antes de la elección de Bergoglio. Durante la elección no pudo estar.

Luego, su negación: «no se hizo, en los días anteriores al cónclave, ningún acercamiento al entonces cardenal Bergoglio»; es una clara violación del secreto. En la nota no se puede ni afirmar ni negar nada. Sólo hay que decir: por la norma 58 de la Universi Dominici Gregis estoy obligado al secreto bajo pena de excomunión:

«Quienes, de algún modo, según lo previsto en el n. 46 de la presente Constitución, prestan su servicio en lo referente a la elección, y que directa o indirectamente pudieran violar el secreto ―ya se trate de palabras, escritos, señales, o cualquier otro medio― deben evitarlo absolutamente, porque de otro modo incurrirían en la pena de excomunión latae sententiae reservada a la Sede Apostólica».

La nota de prensa no puede indicar una negación de los hechos. Como la indica, se está diciendo que existieron esos hechos.

Esta nota pone en duda la validez de la elección al ser una nota de negación: se rompe el secreto impuesto al Cardenal no elector O´Connor. Se cae en excomunión.

Sólo los Cardenales electores pueden hablar de lo que ocurrió, en la elección, por «una especial y explícita facultad» (n. 60) que da el sumo Pontífice para este caso. Ni O´Connor es Cardenal electo ni Bergoglio ha dado esa facultad.

El Papa Juan Pablo II enseña en el número 82:

«Igualmente, prohíbo a los Cardenales hacer capitulaciones antes de la elección, o sea, tomar compromisos de común acuerdo, obligándose a llevarlos a cabo en el caso de que uno de ellos sea elevado al Pontificado. Estas promesas, aun cuando fueran hechas bajo juramento, las declaro también nulas e inválidas».

No se pueden tomar compromisos de común acuerdo antes de la elección para que, después, se llevan a efecto. Estas capitulaciones son nulas.

¿Qué es lo que hizo Bergoglio? Él mismo lo cuenta:

«Sobre el programa, en cambio, sigo el que los cardenales pidieron durante las congregaciones generales antes del cónclave. Voy en esa dirección. El Consejo de los ocho cardenales, un organismo externo, nace de ahí. Había sido pedido para que ayudase a reformar la curia… Mis decisiones son el fruto de las reuniones pre‐cónclave. No he hecho nada yo solo… Han sido decisiones de los cardenales. No sé si es una postura democrática, yo diría más bien sinodal, aunque la palabra para los cardenales no es apropiada». Entrevista-al-Papa-Francisco.-29.06.2014

Claramente, es inválida la elección de Bergoglio por muchos caminos.

Por supuesto, el Vaticano lo niega todo:

«Puedo declarar que los cuatro cardenales citados niegan explícitamente esta descripción de los hechos, tanto lo que afecta a la petición de un consenso previo sobre el cardenal Bergoglio como lo relacionado con una campaña para su elección». Lombardi añadió que los cardenales «desean que se sepa que están sorprendidos y contrariados por lo publicado». (ver)

Es una negación que no niega nada: se niega esa descripción, pero no pueden negar la verdad de los hechos, que se puede contar de muchas maneras, pero sin revelar los hombres que, en verdad, están detrás de todo esto.

Es una negación que también rompe el secreto que deben guardar esos Cardenales.

Y, además, son unos cínicos: «están sorprendidos y contrariados». Mayor hipocresía no puede haber en Roma.

Pero esto, ya no lo quita nadie.

Han puesto a su hombre: un hombre lleno de verborrea humana. Sólo habla para agradar a los hombres, pero no a Cristo en la Iglesia.

Ha sido puesto ahí para desmantelar toda la Iglesia. Y lo está haciendo, en la oscuridad. Entretiene a todo el mundo con su palabra engañosa y, después, su equipo, sus cardenales, sus obispos, sacerdotes, hacen el trabajo sucio, sin que nadie se dé cuenta.

Como no tienen leyes en la mano, tienen que usar su poder sacerdotal en contra de toda verdad. Y eso es el cisma declarado, con obras, -no con leyes, con una doctrina que se exija- con sus obras de pecado es como llevan a toda la Iglesia hacia la gran maldad.

No se puede estar con Bergoglio como Papa. Es una gran blasfemia. Es cometer el pecado contra el Espíritu Santo. Y son muchos los que ya lo han cometido y los que lo van a cometer.

El complot de la masonería en el Papado

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Original: Noticias del 25 de Noviembre del 2014
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«Sobre el programa, en cambio, sigo el que los cardenales pidieron durante las congregaciones generales antes del cónclave. Voy en esa dirección. El Consejo de los ocho cardenales, un organismo externo, nace de ahí. Había sido pedido para que ayudase a reformar la curia… Mis decisiones son el fruto de las reuniones precónclave. No he hecho nada yo solo» (Bergoglio en la entrevista al “Il Messaggero” – 9 de junio del 2014).

Bergoglio es sólo el juguete de la masonería: fue elevado por los Cardenales masones para poner un nuevo fundamento: el gobierno horizontal.

Y este fundamento anula el que tiene la Iglesia, y que nadie puede tocarlo:

«…yo, como sabio arquitecto, puse los cimientos, otro edifica encima. Cada uno mire cómo edifica, que cuanto al fundamento, nadie puede poner otro sino el que está puesto, que es Jesucristo» (1 Cor 3, 11).

Los Cardenales pidieron un organismo externo: una nueva estructura. Eso significa que la renuncia del Papa Benedicto XVI tiene que ver con este pedido de los Cardenales.

«Es difícil creer que el Papa Benedicto XVI libremente haya renunciado a su ministerio como sucesor de Pedro. El papa Benedicto XVI era la cabeza de la Iglesia; su entorno, sin embargo, apenas sí traducía sus enseñanzas en una forma de vida, silenciaba o bien obstruía sus iniciativas de una reforma auténtica de la Iglesia, de la liturgia y de la manera de administrar la Sagrada Comunión. En vista del gran secretismo que domina en el Vaticano, para muchos obispos era realmente imposible ayudar al papa en su deber como cabeza y jefe de la Iglesia toda». (Carta abierta de Monseñor Jan Pawel Lenga)

Ya nadie cree que el Papa Benedicto XVI renunció por disminución de fuerzas. Su entorno se lo impedía. Sus Cardenales, sus Obispos, sus sacerdotes obstaculizaban su gobierno.

Es el complot contra la Cabeza Visible de la Iglesia.

Un complot que viene de lejos. Siempre el poder es la manzana prohibida a la Jerarquía. Es la tentación para toda la Jerarquía.

La Jerarquía no gobierna la Iglesia. Es Cristo, en Su Papa, en Su Vicario, el que la gobierna.

La Jerarquía gobierna en Pedro, sujetándose a Pedro. Y es esta obediencia lo que hace saltar la soberbia de muchos prelados, de gente que se autodenomina Obispo o Cardenal, pero que no poseen el Espíritu de Cristo. Son lobos. Son claramente hombres sin Cristo y sin Iglesia.

«Mis decisiones son el fruto de las reuniones precónclave»: es claro el pensamiento de Bergoglio, falso Papa. Decisiones humanas; caminos humanos, obras humanas. Dios no cuenta para nada. Dios es sólo un concepto para estos hombres. Un concepto bello, pero sin sustancia, sin una obra real ni en los corazones ni en la vida eclesial.

Antes del cónclave existían reuniones para poner al hombre que tenía que colocar el nuevo fundamento.

Existían reuniones: gente que pedía el voto.

El Cardenal Theodore McCarrick, el 11 Octubre el 2013, durante una charla dada en la Universidad de Villanova, confesó que había sido presionado para apoyar a Bergoglio.

Un interesante y muy influyente hombre italiano le dijo: «Haz campaña por Bergoglio» («Push Bergoglio» = «Vota, puja por Bergoglio; promueve a Bergoglio») (m. 23.09). El verbo inglés push, que usa el Cardenal, indica coacción, presión, hacer algo sin libertad. Si se obliga a seguir a un hombre como el candidato a Papa, esa elección es nula. No hay libertad en ninguno que forman la asamblea de electores. Todo estaba amañado de antemano. Todo atado y bien atado.

En el minuto 18.50, hablando acerca de la espontaneidad de la elección de Bergoglio, deja caer que un hombre le pregunta: «Y qué hay acerca de Bergoglio? ¿Él tiene alguna oportunidad». El Cardenal contesta: «nadie está mencionando su nombre». Cosa de extrañar estas palabras, porque Bergoglio partía como favorito al quedar en el segundo en el anterior Cónclave. Y si Bergoglio no pudo ser Papa anteriormente, es un sueño no ver la oportunidad que se le presentaba. Absurdo es decir que nadie mencionaba a Bergoglio como Papa.. Pero el Cardenal trata de convencer a la gente de que crea que esa elección papal, de alguna manera, salió de la nada. Que era cosa del Espíritu Santo.

Ese hombre misterioso le dice algo escalofriante: «Él podría reformar la Iglesia… En cinco años puede hacer la Iglesia de nuevo» (m. 19.14). Los cambios en la Iglesia están planeados en cinco años. Todo nuevo, todo reformado. Ya no será la Iglesia de Cristo. Va a poner todo patas arriba. Y al Cardenal le pareció interesante cosa.

Cosa interesante es destrozar la Iglesia.

Es el mensaje que ha transmitido el Cardenal Óscar Madariaga:

«Caminamos como Iglesia hacia una renovación profunda y global…Los misioneros, los evangelizadores de los “márgenes” de la Iglesia, son los primeros en darse cuenta de lo insuficiente que son las formas de acción “tradicionales”…. Cualquier cambio en la Iglesia requiere considerar la renovación de las motivaciones que inspiran las nuevas opciones…. El papa quiere llevar la renovación de la Iglesia a un punto de no retorno. El viento que empuja la nave de la Iglesia hacia el mar abierto de su profunda y total renovación es la Misericordia» (ver texto)

Cambio profundo y global: se va hacia una nueva iglesia ecuménica, que es el apoyo del nuevo gobierno mundial. Un líder político del mundo entero sin una espiritualidad global no sirve para gobernar el mundo en su totalidad. Tiene que tener una estructura eclesial para que nadie se le oponga. Esa renovación global de la Iglesia es una auténtica dictadura. Y se pone a los pobres, a los que están en los márgenes, en las periferias de la Iglesia, como el centro de ese falso evangelio, de esa falsa iglesia.

«La pobreza está en el centro del Evangelio. No se puede entender el Evangelio sin comprender la pobreza real» (Bergoglio en la entrevista al “Il Messaggero” – 9 de junio del 2014).

La Verdad, -no la pobreza-, es la que está en el centro del Evangelio. Y para poder comprender el Evangelio hay que aceptar la Verdad, es decir, hay que poner la mente humana en el suelo, cosa que nunca hará Bergoglio ni sus matones. Él, como Madariaga, ha puesto la Misericordia por encima de la ley, de la justicia de Dios, de la verdad.

No se renueva la Iglesia con la Misericordia, sino con la verdad. Es lo que libera al alma: «Y la verdad os hará libres». No es la Misericordia la Obra Redentora de Jesús. Jesús viene a hacer una Justicia: quitar el pecado del mundo. Y eso no se quita con besitos ni cariñitos, ni con soluciones sociales a los problemas de los hombres. Eso se quita con la oración y con la penitencia, que ninguno de la Jerarquía actual hace en la Iglesia. Esto es cosa del pasado. Ahora, es necesario estar en la lógica del Espíritu: el cambio global.

En cinco años, habrá un punto de no retorno. No esperen a que las cosas se pongan mal. Vayan saliendo de las parroquias, de las capillas, de los lugares en que ya se enseñe, claramente, la herejía como verdad. Vayan saliendo.

El team Bergoglio es el juego de la masonería en la Iglesia. Han puesto al hombre.

Ese hombre es Bergoglio; pero no es el importante en este juego. Bergoglio es sólo el charlatán de turno: el que entretiene a toda la masa de gente hipócrita, que comulga todos los días y que llama a Bergoglio como Papa. Bergoglio es para ellos: para que no se den cuenta de lo que los Cardenales, el grupo de Jerarquía masónica, está realizando en toda la Iglesia. Lo hacen por debajo, mientras no tengan las leyes, los documentos necesarios para hacerlo abiertamente. Pero en cinco años, todo será patente. Y ¡ay! de aquellos que continúen dormidos cuando se quiten las caretas de verdad.

El “team Bergoglio” es un complot herético con el fin de destruir la Iglesia de Cristo.

Un complot que nació hace años, pero que tiene su cumplimiento ahora, en la persona de un hombre que no es Papa, que ha sido puesto por ellos, por la Jerarquía masónica, con el solo fin de levantar una nueva iglesia.

Los ocho miembros del complot son nombrados por Ivereigh en su libro: Jorge Mario Bergoglio, Cormac Murphy-O’Connor, Godfreid Danneels, Karl Lehman, Walter Kasper, André Armand Vingt-Trois, Santos Abril y Castelló, y Christoph Schönborn. Todos ellos Cardenales. Y uno de ellos, fue elevado a ser falso papa de la Iglesia.

El cardenal Danneels ha confirmado públicamente que apoyó la candidatura de Bergoglio durante el cónclave:

«Si el cónclave es corto, Bergoglio será elegido papa. Usted puede estar seguro de eso» (verTraducción al inglés).

Sólo se habla así porque se sabe el resultado de antemano, Todo estaba preparado.

Estas palabras fueron dichas por el Cardenal justo antes del comienzo del cónclave. Estaba hablando con Austin Ivereigh.

Según el autor del libro, el “team”, el equipo de los masones, no sólo ejerció su poder para Bergoglio en el 2013, sino que también en el 2005.

El Cardenal Murphy-O´Connor, en una entrevista en el Catholic Herald, el 12 de septiembre del 2013, confesó ser el líder del team Bergoglio:

«El Cardenal también reveló que había hablado con el futuro Papa de la Missa pro eligendo Romano Pontífice, la misa final, antes que el cónclave comenzara… Él estaba en calma. Él era consciente de que probablemente iba a ser el candidato que iba a salir. ¿Conocía que iba a ser Papa? No. Había otros candidatos. Pero yo conocía que el sería uno de los principales».

Bergoglio conocía el liderazgo del Cardenal en el “Team Bergoglio”: «Es tu culpa. ¿Qué has hecho conmigo?», le dijo al Cardenal en el Salón de Bendiciones, dos días después de la elección. (ver)

No hay Verdad en Roma. La Iglesia que ellos quieren levantar es en la mentira de la palabra humana. No quieren un Papa para la Iglesia Católica. Quieren un Papa para el mundo.

«El Papa no es la Iglesia. La Iglesia es más que el Papa» (Cardenal Marx)

Para este falso Cardenal, que gobierna con Bergoglio la Iglesia, todo debe evolucionar hacia una nueva perspectiva de Iglesia y del mundo.

Si la Iglesia es más que el Papa, entonces se pone el esfuerzo en complacer al mundo, a los hombres, pero no a Cristo.

«Un rabí me dijo: “Dice el Papa que nos va a ayudar, porque él potencia todas las religiones, no sólo la Iglesia Católica”. Así que hay un nuevo movimiento».

Bergoglio potencia todas las religiones: es la orden del team Bergoglio. Hay que abrir la Iglesia porque ya tenemos un gobierno en lo horizontal, tal como le gusta al mundo.

Se ha levantado, en el Vaticano, con el gobierno horizontal que ha impuesto Bergoglio a toda la Iglesia, una nueva estructura de iglesia, de religión. Un nuevo movimiento que abarca a todas las religiones, que fortalece a cualquier creencia, que quiere aunar a todos los hombres en un mismo pensamiento y obra.

Y, por eso, están cambiando el fundamento del Papado:

«En el consejo de los cardenales tenemos la tarea principal de crear una nueva constitución para la Curia Romana, para reformar el Banco Vaticano y discutir muchos otras cosas con el papa…Usted tiene que ver este pontificado, en esta forma, como una nueva y más amplia etapa».

Con Bergoglio no hay continuidad en el Papado: es un nuevo y falso papado. El propio que necesita la falsa iglesia. Es el team Bergoglio trabajando en el gobierno horizontal. La Iglesia la maneja la masonería, no Bergoglio. Y ellos piden obediencia a Bergoglio

Este es el punto esencial que no se discute. Todos dan obediencia a Bergoglio en la Iglesia como Papa. La Jerarquía verdadera ha quedado atrapada en ese gobierno de hombres. Ven la herejía, pero tienen que callar. Ellos son más fuertes: tienen el poder.

Para seguir siendo la Iglesia de Cristo, es obligación de los católicos no dar obediencia a Bergoglio como Papa. Eso significa: batallar contra él. Contra su doctrina, sus obras, su pensamiento, su jerarquía falsa que ha impuesto, de manera dictatorial, a todos.

Es una obligación moral: la salvación o la condenación parten de esta obediencia.

¡Qué pocos ven así, de esta manera, la Iglesia en la actualidad!

Por eso, hay que quedarse solos ante esta realidad eclesial. No hay que esperar que ellos cambien, que ellos vean su maldad. No hay que ser ilusos y creer que -con Bergoglio y todos sus matones- en la Iglesia hay un camino para la verdad.

Ya no existe ese camino. Para encontrarlo, para seguir siendo de Cristo, hay que salir de las estructuras de la Iglesia.

La Iglesia no es una estructura humana, material, carnal, social, económica, etc…

La Iglesia es un organismo vivo, es una realidad espiritual que se ve en los hombres.

En el Vaticano no se ve la Iglesia, porque no existe esa realidad espiritual en la Jerarquía que gobierna la Iglesia. Son todos unos herejes, unos apóstatas de la fe, unos cismáticos.

Y donde hay herejía no hay Iglesia.

Esta es la verdad que nadie atiende: un hereje no puede ser Papa. Luego, si lo ponen como Papa –falso Papa- la Iglesia que gobierna no es la de Cristo. Y lo que los hombres ven, en las formas exteriores, no es la Iglesia verdadera. Es otra cosa: un nuevo movimiento eclesial, que no tiene nada que ver con el fundamento que Cristo puso en Pedro.

«Francisco utiliza una imagen fuerte: «Yo prefiero una iglesia que es magullado, perjudicando y sucios, porque ha estado fuera en las calles», en lugar de una iglesia que está muy limpio y tiene la verdad y todo lo que sea necesario».

Ni Bergoglio quiere una Iglesia apoyada en la Verdad, que tenga la verdad, ni el team Bergoglio va a dejar el gobierno de la Iglesia.

Son dos cosas distintas: Bergoglio y el team.

Unos Cardenales han puesto a un hombre, que es ya un viejo, que pronto tiene que morir. Y lo único que les interesa de ese hombre, de Bergoglio, es lo que ha hecho: poner el gobierno horizontal. Ellos pueden trabajar en lo oculto, haciendo los nuevos libros, los nuevos documentos, las nuevas leyes, para presentarlas de golpe y así imponer su doctrina, su ley de la gradualidad, su evangelio.

Mientras tanto, Bergoglio, como charlatán que es, entretiene a todo el mundo, que es lo único que sabe hacer: es el bufón del Anticristo.

Cuando no sirva este hombre, ponen a otro. Y es necesario que sea inteligente: un Kasper. Bergoglio es el sentimental del equipo. Y como buen sentimental sólo sirve para llorar por los hombres, pero tiene a toda la Iglesia enfrentada, porque no tiene prudencia cuando habla. No sabe hablar. Sólo sabe parlar lo que le viene a su estúpida mente.

Y hay que saber tratar a Bergoglio: no le den publicidad. Es lo que más le molesta. Cuando hablen de él, lo critican, lo juzgan y lo condenan. No se merece otra cosa.

Y sabiendo que quien gobierna toda la Iglesia son hombres ocultos. Ese team Bergoglio también es un juguete de otros. Ha sido puesto para hacer ruido y meter en la Iglesia lo que quería la masonería: el control total del Papado, para poder levantar su nuevo y falso papado.

Nadie puede poner otro fundamento que Cristo: la Verdad. Esa Verdad Absoluta, que ya nadie cree en Ella.