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Mis tiempos han llegado

gobbi

“Mis tiempos han llegado. Han llegado los tiempos predichos por Mí en Fátima… Os he predicho el castigo, que va a azotar a este pobre humanidad vuelta pagana… Descenderá fuego del cielo y la humanidad será purificada y completamente renovada, para estar así pronto a recibir al Señor Jesús que volverá a vosotros en Gloria. Os he predicho también la grave crisis que va a ocurrir en la Iglesia, a causa de la Gran Apostasía entrada en Ella… Esta Mi Hija amadísima debe vivir las horas de su agonía y de su pasión dolorosa; será abandonada por muchos de sus hijos. El viento impetuoso de la persecución se abatirá sobre Ella y será vertida mucha sangre, también por parte de Mis Hijos Predilectos” (P. Gobbi – Mis tiempos han llegado – 13 de octubre de 1994).

Tiempos de castigo, de Justicia Divina sobre el mundo y sobre la Iglesia.

Tiempos ya dados al hombre por el Espíritu de Profecía y que nadie, en la Iglesia, ha hecho caso, porque los hombres no han aprendido a juzgar con el Espíritu, a discernir la Verdad en el Espíritu. Sólo saben juzgar con sus mentes racionales, con sus pensamientos humanos sobre la Iglesia, con sus ciencias teológicas y filosóficas y, por tanto, son como topos en la Iglesia: no ven ninguna Verdad. Sólo ven sus verdades racionales.

Viene fuego del cielo para todo el mundo. Y viene la persecución de la Iglesia por parte de todo el mundo. Todo el mundo persigue a la verdadera Iglesia fundada por Jesús en Pedro.

Son estos tiempos. No son para dentro de unos meses, unos años, un siglo. Son ahora, desde que Benedicto XVI renunció a ser Papa, estamos en los tiempos que predice la Virgen.

Y sigue habiendo muchos en la Iglesia que dicen que todo va viento en popa, que la fe en la Iglesia está en lo más alto, que vivamos tranquilos porque todo marcha como los hombres lo han pensado en sus grandiosas cabezas humanas.

Inútil pensamiento el del hombre. El hombre que piensa es un necio. El hombre que ama es un sabio.

Se ama siguiendo al Espíritu. Se es sabio siguiendo al Espíritu. Se es un necio siguiendo la mente de los hombres.

Y en la Iglesia tenemos cada idiota en la Jerarquía Eclesiástica porque viven para sus pensamientos humanos, no viven para el Espíritu. Y así le va a la Iglesia: se alimenta diariamente de la mentira que sale por la boca de muchos sacerdotes y Obispos, que se creen todopoderosos en la Iglesia con sus discursitos de necios hombres.

Son los Tiempos de la Virgen. No son los Tiempos de nadie en la Iglesia. No es el tiempo ni de Francisco ni del Anticristo. Es el tiempo de Dios, porque la Iglesia es guiada sólo por Dios, no por los hombres.

La Virgen quiere algo en este Tiempo del Castigo: “Decid a todos que entren en el Arca de Mi Corazón Inmaculado, para ser protegidos y salvados por Mí” (P. Gobbi – Mis tiempos han llegado – 13 de octubre de 1994).

¿Cómo vivir este tiempo de castigo en el mundo y de persecución en la Iglesia? Hay que refugiarse en el Corazón de la Virgen, como Noé se refugió en el Arca cuando el castigo del diluvio.

Y no hay otra manera de salvarse en este castigo doble: al mundo y a la Iglesia.

La Virgen es la que reúne a Sus Hijos en la Iglesia. Es la que protege la Iglesia. Es la que salva a la Iglesia.

La Virgen está en el desierto esperando a sus hijos que salgan de una iglesia que ya no es la Iglesia. Que se metan en el Arca de Su Corazón para ser preservados de todo lo que viene ahora a la Iglesia.

No hay que estar mirando a nadie de la Iglesia en este tiempo. Nadie. No interesa ningún Papa, ningún sacerdote, ningún Obispo, ningún fiel. Sólo interesa la Virgen, que se corra hacia la Virgen, que se huya de Roma para esconderse en el Corazón de la Virgen.
Y eso significa seguir el Espíritu de la Madre. Pero si las almas no saben seguir el Espíritu, entonces ¿cómo van a entrar en el Refugio de ese Corazón Inmaculado? No pueden, porque viven pensando cómo ser Iglesia y cómo hacer la Iglesia.

Es que ya no son estos tiempos para eso. Son tiempos para refugiarse en la Corazón de la Madre. Y Ella dirá quién va al martirio y quién se queda aguardado al Señor que viene en Gloria.

Ella es la que manda ahora en la Iglesia. Y, por eso, su obra en la Iglesia desde siempre. Ha sido la Virgen la que siempre se ha aparecido en la historia de la Iglesia, desde el principio, desde antes de morir. Y se sigue apareciendo ahora, en esto tiempos en que nadie cree en nada, en ninguna verdad, sino que todos creen en sus mentiras.

El mundo se ha vuelto pagano: no cree en nada. ¡Y Francisco predicando que hay que ir al mundo para aprender del mundo! ¿Dónde vas necio? ¿Qué enseñas en tu estúpida cabeza humana en la Iglesia? ¿Quién te crees que eres en tu imbecilidad de vida?

El mundo da culto al demonio. No puede adorar a Dios ni en Espíritu ni en Verdad. No sabe lo que es eso. Sólo sabe comer, dormir, divertirse y ganar dinero.

Y la Iglesia vive el desconcierto más absoluto: hay una lucha por el poder. Todos quieren mandar. Luego, nadie manda. Todos imponen sus pensamientos y nadie hace nada por la Verdad. Y, por tanto, la Iglesia se cae a pedazos por los hombres, porque los hombres se la pasan viendo a ver quién les da dinero y poder en la Iglesia. Pero nadie se ocupa de alimentar a las almas con la Palabra del Espíritu.

Hay que irse de Roma para esconderse literalmente de todo el mundo, de toda la nueva iglesia que ya se está levantando en Roma. Esconderse, porque esa basura no sirve para el alma, para salvar las almas, sino para condenarlas.

Han llegado los Tiempos en que nadie hace caso al Espíritu, porque todos viven muy ocupados dando gloria a su humanidad. Ocupadísimos. ¡Cuántos ciegos, guías de ciegos, hay en la Iglesia!

Son los Tiempos en que los hombres lo deciden todo, incluso lo que hay en cada conciencia. Hasta ahí llega la soberbia humana. Porque una vez que el hombre acoge el pecado en su vida, su conciencia desaparece y se vuelve un juguete de los hombres. Eso es el trabajo de los anticristos que están ya en la Iglesia: abrir las conciencias al máximo para que entre todo tipo de herejías en el alma y las viva como se bebe un vaso de agua. Eso ya lo hace Francisco en su propia vida. Por eso, está maldito por su propia conciencia. Su conciencia le dice que va mal, pero él sigue haciendo el mal. Ya no sabe lo que es el bien y el mal, porque él se lo inventa con su cabeza. Y quien llega a eso es señal de que perdió su conciencia, de que se traga las mentiras como si fueran verdades claras y absolutas que hay que seguir sin remedio, sin hacer caso a las voces discrepantes que surgen a su alrededor.

Son los Tiempos de la Gran Maldad, de la Gran Mentira, del Gran Odio contra Cristo y contra Su Iglesia. Todos se vuelven contra la Verdad. Todos se oponen a la Verdad. Todos ocultan la Verdad. Y quien hace eso es para acoger la Mentira, y la Mentira más Mentira de todas: la que da el demonio sentado en la Silla de Pedro. El demonio enseña a todo el mundo la mentira sin que nadie se oponga: eso es la Mentira más Mentira de todas. La Mentira Mayor, la Cumbre de la Mentira.

Y todos obedeciendo al demonio. Eso es Francisco: una falsa cabeza a la que todos dan obediencia. Se someten al demonio en sus vidas. Dan culto al demonio en sus vidas. Siguen al demonio en sus vidas.

¡Disciernan los Tiempos! ¡Disciernan los espíritus para ponerse en la Verdad! La Verdad es una obra que toda alma tiene que conquistar en su vida. Y aquel que no trabaje por la Verdad, se queda siempre en su gran mentira de la vida.

La Verdad no es un don de Dios al alma. La Fe es un don de Dios. Y quien vive de Fe busca la Verdad. Y quien no vive de Fe no busca la Verdad.
Y siempre el que busca encuentra. Y el que no busca nunca encuentra.

Y hoy las almas han dejado de perseguir la Verdad porque ya no creen en la Palabra de la Verdad. No tienen fe.

Por eso, son Tiempos gravísimos, en donde ya no hay retorno. O estás con Cristo o está con el Anticristo. Que cada uno elija dónde quiere estar.